Esta es una de las piezas más especiales de nuestra colección. Documentada su existencia desde la antigüedad, la jamsa, cuya etimología proviene del hebreo y remite al número cinco, evoca la mano protectora de Dios, de ahí su peculiar forma. La mano divina es símbolo del sumo cuidado que la divinidad guarda para con sus creaturas. En la palma se halla el ojo que recuerda, por un lado, a la mirada atenta de Dios, siempre en vela en pro del bien de su creación; y por otro, a la asociación entre la jamsa y la protección contra el mal de ojo. Cuidadosamente incrustados en los delicados adornos de esta obra, hecha toda ella con materiales provenientes de se encuentran cuarzos rojos, amarillos, azules, morados y naranjas, que significan la alegría y el amor, la tranquilidad, la energía positiva, la abundancia y la buena suerte, respectivamente. Todos estos signos se unen en la bendición de la casa, que pide confiadamente a Dios por sus bendiciones y protección.
